Soy hija de la dictadura, ¡y qué hija!
Hace exactos dos años fui invitada a ver la obra Carne de Cañón, de la compañía de danza teatro La Vitrina. Desde la llegada todo fue especial. Entramos por una escalera angosta y en el último peldaño recibimos una copa de navegado. Nos sentaron en círculo (reconozco que esa escena de sentarse tan cerca de los artistas no puede sino darme ese extraño apretón de güata, ¿y si es una obra del tipo lúdico y me sacan para interactuar?) Comenzó. Un recorrido, desgarrador a ratos, por el sentimiento de muchos en torno al 11 de septiembre del 73.
Termina la obra (yo con un nudo en la garganta) y los artistas se sientan en ese mismo círculo, mientras nos reparten charquicán en platos de greda. Comienza una conversación de las más hermosas que he tenido en la vida. Recuerdos, comentarios, rumores, todo cabía ahí, una especie de 'teléfono de los atorados' pero del 11 de septiembre.
Soy de esas pocas personas que saben exactamente el día de su concepción (según mi mamá, eso explica mucho de mi personalidad, nunca he sabido si eso es una especie de piropo o karma, en fin). Deberían nombrarme hija ilustre de la dictadura, porque fui concebida el 17 de septiembre del 73´, a 6 días del golpe.
Entre tantas historias de dolor, ahí está mi vida. Soy una historia de amor entre tanto desgarro. Sí, me creo la muerte con esa declaración. Pero mi autoestima no es el punto. Ese día, en esa obra, cuando conté esa historia, los relatos cambiaron de tono. Uno de los actores contó que, en medio de una protesta, quedó atrapado entre dos puertas (esas que están antes de entrar al zaguán). Iba con la ‘chica de sus sueños’, imagínense ustedes cómo termina la historia. Terminamos riendo, al menos sonriendo.
Ayer escuchaba la idea de barrios amables en el discurso de la presidenta. Hace años que creo que la única manera de ser más amables es también tener relatos más amables. No se trata de dar vuelta la hoja, me opongo a esa idea. Tampoco de bajar el perfil. Simplemente conocer esos otros relatos. Me gustaría que ‘La historia oculta del régimen militar’ fuese esta historia secreta, la de los amores, la de los reencuentros.
Y hoy quiero comenzar a escribirla. ¿Me cuentas tu historia?
Termina la obra (yo con un nudo en la garganta) y los artistas se sientan en ese mismo círculo, mientras nos reparten charquicán en platos de greda. Comienza una conversación de las más hermosas que he tenido en la vida. Recuerdos, comentarios, rumores, todo cabía ahí, una especie de 'teléfono de los atorados' pero del 11 de septiembre.
Soy de esas pocas personas que saben exactamente el día de su concepción (según mi mamá, eso explica mucho de mi personalidad, nunca he sabido si eso es una especie de piropo o karma, en fin). Deberían nombrarme hija ilustre de la dictadura, porque fui concebida el 17 de septiembre del 73´, a 6 días del golpe.
Entre tantas historias de dolor, ahí está mi vida. Soy una historia de amor entre tanto desgarro. Sí, me creo la muerte con esa declaración. Pero mi autoestima no es el punto. Ese día, en esa obra, cuando conté esa historia, los relatos cambiaron de tono. Uno de los actores contó que, en medio de una protesta, quedó atrapado entre dos puertas (esas que están antes de entrar al zaguán). Iba con la ‘chica de sus sueños’, imagínense ustedes cómo termina la historia. Terminamos riendo, al menos sonriendo.
Ayer escuchaba la idea de barrios amables en el discurso de la presidenta. Hace años que creo que la única manera de ser más amables es también tener relatos más amables. No se trata de dar vuelta la hoja, me opongo a esa idea. Tampoco de bajar el perfil. Simplemente conocer esos otros relatos. Me gustaría que ‘La historia oculta del régimen militar’ fuese esta historia secreta, la de los amores, la de los reencuentros.
Y hoy quiero comenzar a escribirla. ¿Me cuentas tu historia?
7 Comments:
Yo recuerdo las noches de apagones por algún atentado a una torre de alta tensión. Desconozco porque nos juntábamos en la pieza de mi hermano y no en la de mi mamá, pero el asunto es que era ahí. Todos metidos en la pieza con una vela y una radio a pila amarilla para escuchar qué era lo que había pasado. Aun cuando diría que mi mamá y una tía como abuela que vivía con nosotros estaban nerviosas, para mi son los recuerdos de estar juntos entorno a la vela y esa pequeña radio.
Mira, a lo mejor no es la historia que andas buscando, pero me acuerdo del atentado a Pinochet. yo tenía 10 años y la muy chancha me estaba sentando a ver tele con un pastel en la mano cuando salió un extra de canal 13 si no me equivoco. Yo partí corriendo a contarle al resto de mi familia: "le dispararon a Pinochet". Como yo era por lejos la más chica de la familia y nadie me daba crédito alguno, no me creyeron. Pues bien, cuando cacharon que era cierto, los hice retractarse a todos.
Volví con casi 11 años de edad a Chile, después de haber vivido casi 6 años en Alemania, país que no se caracteriza por ser muy musical, ni mucho menos con “ritmo en la sangre”. Yo estaba donde mi Bubú (abuela) y era verano…1984…de repente empecé a lo lejos a escuchar “tambores chillones”…y cada vez más y más, hasta que tuve que salir del dpto.. Vi a los vecinos con ollas, tapas, cucharas y cucharones en las manos. Qué onda? Yo ni siquiera entendía por qué todos quería hacer “música”…algún evento especial? Talvez una fecha no registrada en mi mente? Qué se celebra? Mi abuela también salió a la calle con los apreciados instrumentos musicales culinarios. Y yo fascinada, todos parecían tener ritmo, claro era tan sólo un ruido acompasado, pero música para mis oídos de entonces (bué, debido a mi, en parte, socialización germánica…). Mi abuela me explicó y el encanto no desapareció, debido a que en verdad nada se celebraba, al contrario, me quedó aún más claro que la música es un poderoso instrumento de protesta.
Tal vez no sirva, nací el 83 así que lo que más recuerdo son los colores en mi casa, los arcoiris en la frente, las carreras en la casa de mi abuelo llevando la cuenta de votos... todo alegría y una botella de champaña... Luego, un día después, o tal vez semanas o meses, salude al "Carabinero" del pueblo y me sorprendió verlo sin su arma al hombro... Al preguntarle que había pasado sólo puso su mano en mi hombro y sonrió...
Mis recuerdos son bastante pocos, mis cortos años me mantuvieron fuera de todo por mucho tiempo, por lo que he sabido, los más duros de todo el periodo...Recuerdo caras de jóvenes escondidos en los armarios de mi casa, jóvenes que lograron escapar a la dura mano que los perseguía. Recuerdo su gratitud por salir salvos de mi hogar, recuerdo los almuerzos con sopitas de pan o el pan con margarina a la once con té acompañados de la música de inti, de los quila, silvio o víctor...mucho ideal. Recuerdo también mis trabajos de infante...con 5 años ya hacía el aseo en la verduleria del barrio, también tenía la importante misión de fabricar cucuruchos. En tiempos duros en mi casa por las lucas que faltaban recuerdo por sobre muchas cosas el valor de mi viejo, lo consecuente con su ideal, el con su taller de serigrafía independiente desecho muchos encargos de trabajos que venían de partidos políticos de la derecha de aquellos años...trabajo para la rn? Ja!, prefería cagarse de hambre a hacer un trabajo pal' enemigo...a nosotros, los hijos, nunca nos falto nada, los viejos la vieron más dura, pero jamás cedieron...más que hijo de la dictadura soy hijo de un par de viejos hermosos y valientes. Espero que cuando acaben mis días mis hijos, los que vendrán, me recuerden de igual modo.
tenia justo un año y 2 meses para el día 11 de septiembre del 73 mi papa me llevaba a pasear en su hombro, el me conto que andabamos paseando cuando ve pasar los aviones hacia Tomas Moro, cuando vi esa escena en Machuca, recorde que yo tambien vivi ese momento en la historia del país
galia,si mi nombre les llama la atención es por que mi mamá leía un libro sobre la vida de yury gagarin ,cosmonauta ruso y sus hijas eran galynka y lenoshkinka por lo que me llamo galia lenoshka,soy hija de la dictadura crecí entre panfletos y protestas ,a los 4 años allanaron mi casa pero mi papá estaba en bolivia,a los 11 años fuí detenida con él en los tribunales de justicia de arica por protestar por detenidos políticos,en el liceo me expulsaron por hacer conciencia y hoy con 35 años aún milito en el partido comunista,pues verán,nada nos puede aniquilar "matarán a cien ,pero floreceremos mil" .
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