4/22/2010

MIGO

El otro día leí a un amigo que estaba absolutamente en desacuerdo con eso de que 'uno viene al mundo solo y se va solo'. No sé que me pasaba antes a mí con esa frase. Pero ahora, después de haber pasado por la experiencia de ver partir a alguien, creo que esa expresión es una de las pocas certezas que tengo en la vida.

Transité junto a él sus últimos meses, semanas, dias, horas, minutos y segundos de vida. Pero el momento preciso de partir, aunque estés rodeado de seres amados, es un momento de profunda soledad.

Creo que el temor que le tenemos a la palabra soledad es el que nos hace no querer asumir que, efectivamente, llegamos solos y partimos solos. Es que soledad no quiere decir 'sin nadie' (jaja, no puedo evitarlo, me acordé de ese dicho 'sin padre, ni madre ni perro que le ladre'). Solo quiere decir 'conmigo mismo'. Llego con-migo, parto con-migo. No sabemos quién más va a estar
presente o al menos cercano en ese momento de nuestra vida.

Sí creo, es más, afirmo, que en ese con-migo, van todas nuestras experiencias vitales y, por lo tanto, todos los seres significativos con los que a diario nos vamos co-construyendo.

Breve y reflexiva por hoy, simplemente para retomar.